dimecres, 3 de setembre del 2008

Més sobre el Facebook

Com que totes les opinions són bones i totes les veus s'han d'escoltar. Trobo just publicar aquest article sobre un detractor del Facebook.
Com a mínim fa pensar i alhora aporta dades sobre el seu origen que, com a mínim, jo desconeixia.

Qué hay detrás de Facebook? Tom Hodgkinson · · · · · 10/02/08

http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=1665


El entusiasmo de la comunidad de inteligencia estadounidense por la innovación en alta tecnología después del 11-S y la creación de In-Q-Tal, su fondo de capital de riesgo, estaban en 1999 anacrónicamente vinculados a este artículo. Como el 11-S sucedió en 2001, no pudo haber provocado la fundación de In-Q-Tal, dos años anterior.


Desprecio Facebook. Su enormemente exitoso negocio americano se describe a sí mismo como “una utilidad social que le conecta con la gente de su alrededor”. Pero me resisto a él. ¿Por qué necesitaría yo un ordenador para conectar con la gente que me rodea en esta Tierra de Dios? ¿Por qué debería mediar en mis relaciones una pandilla de supercretinos en California? ¿Qué hay de malo en el bar? ¿Conecta realmente Facebook a la gente? ¿No nos desconecta más de lo que nos conecta, al limitarnos a enviarles por el ciberspacio notas agramaticales y fotos divertidas, mientras nos encadena al escritorio en lugar de hacer algo placentero como hablar, comer, bailar y beber con las amistades? Un amigo me ha dicho recientemente que se pasó en el Facebook un sábado por la noche, solo en casa y bebiendo en el escritorio. Que imagen más triste. Lejos de conectarnos, el Facebook realmente nos aisla en nuestros lugares de trabajo.

Facebook alimenta también una suerte de vanidad y engreimiento en nosotros. Si cuelgo un retrato mío en la lista de mis cosas favoritas, puedo construir una representación artifical de quién soy para conseguir sexo o aprobación (“me gusta Facebook”, me dijo otro amigo, “conseguí echar un polvo”). También incentiva una competitividad inquietante entre las amistades; parece que, con los amigos, hoy en día la calidad no cuenta para nada y la cantidad es la reina. Cuantos más amigos tiene, mejor es usted. Es usted “popular”, en el sentido que gusta a las escuelas superiores americanas. Como prueba, la portada de la nueva revista Facebook de Dennis Publishing: “Cómo doblar su lista de amigos”.


Parece, sin embargo, que estoy muy solo en mi hostilidad. En el momento en que escribo, Facebook dice tener 59 millones de usuarios activos, incluyendo a siete millones en el Reino Unido, el tercer mayor cliente después de los EEUU y el Canadá. Esto es, 59 millones de bobos, todos los cuales han dado la información sobre su carnet de identidad y sus preferencias de consumo a una empresa americana que no conocen en absoluto. Ahora mismo dos millones más se unen cada semana. Con la tasa actual de crecimiento, Facebook tendría más de 200 millones de usuarios activos el año próximo por estas fechas. I predigo incluso que esta tasa de crecimiento se acelerará durante los próximos meses. Tal y como dice su portavoz, Chris Hughes, “le es inherente extenderse a donde sea difícil deshacerse de él”.

Todo lo dicho sería suficiente para hacerme rechazar para siempre Facebook. Pero hay más razones para detestarlo. Muchas más. Facebook es un proyecto bien financiado, y la gente que lo financia, un grupo de capitalistas de riesgo de Silicon Valley, tiene un pensamiento carente de toda ideología, anhelante de extenderse alrededor del mundo. Facebook es una manifestación de esta ideología. Como PayPal antes de él, es un experimento social, expresión de un tipo particular de libertarianismo neoconservador. En Facebook es usted libre de hacer lo que quiera mientras no le importe que le bombardeen con los anuncios de las mayores marcas del mundo. Como con PayPal, las fronteras nacionales son cosa del pasado.

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